Durante décadas, el concepto de transparencia presupuestaria en Costa Rica, y en muchas partes del mundo, se ha visto limitado. El principio de publicidad, un pilar fundamental de la administración pública, a menudo se consideraba cumplido con la simple publicación de una ley en el diario oficial. Sin embargo, en la era de la información, este enfoque se ha vuelto obsoleto. La ciudadanía demanda más que documentos estáticos; exige una fiscalización activa y comprensible del gasto público.
Es un sentimiento común pensar que las cosas no mejoran o que la burocracia beneficia solo a unos pocos. Si bien existen desafíos reales, es crucial no enfocarse únicamente en lo negativo. Uno de los cambios más positivos y tangibles de los últimos años se está dando precisamente en la rendición de cuentas, impulsado por una fuerza imparable: la tecnología.
De la Auditoría Post-Mortem a la Fiscalización en Tiempo Real
La verdadera revolución en la transparencia presupuestaria radica en el cambio de paradigma del control. Tradicionalmente, las auditorías eran ejercicios «post-mortem»; se realizaban meses después de que el gasto ya había sido ejecutado. Este método, aunque necesario, era inherentemente reactivo.
Hoy, la tecnología está revolucionando este concepto. Ya no hablamos solo de acceder a documentos, sino de la posibilidad de una fiscalización casi en tiempo real. Instituciones clave, como la Contraloría General de la República en Costa Rica, están explorando activamente herramientas de auditoría digital.
Este avance transforma la naturaleza misma del control. Permite pasar de una revisión histórica a un monitoreo activo y casi instantáneo de cómo se ejecutan los fondos públicos.
Una Garantía Concreta para la Ciudadanía
Esta evolución tecnológica no es un simple tecnicismo; es una garantía concreta para la ciudadanía. Representa un avance tangible hacia una Hacienda Pública más abierta y responsable. Cuando los mecanismos de control se vuelven digitales, ágiles e inmediatos, se fortalece la confianza pública y se optimiza el uso de los recursos.
No podemos afirmar que el sistema es perfecto, pero es innegable que se están dando pasos significativos. La implementación de la auditoría digital es una prueba fehaciente de que la transparencia presupuestaria está evolucionando para mejor, ofreciendo a los ciudadanos las herramientas que necesitan para supervisar la gestión pública de manera efectiva.







