En un mundo que avanza rápidamente hacia la automatización, es fundamental preguntarse qué rol juega el factor humano en procesos críticos que requieren confianza y seguridad. Uno de los campos donde esta discusión es más relevante es en el ámbito del derecho notarial y el concepto de fe pública.
¿Qué es Realmente la Fe Pública?
Como se menciona en el video, «la fe pública no es un checklist, es un acto de confianza en una persona». Esta afirmación encapsula la esencia de la función notarial. No se trata de una simple verificación de datos que podría realizar un software, sino de un pilar de la seguridad jurídica que se sustenta en la integridad y el criterio de un profesional del derecho. El notario no solo valida identidades; interpreta la voluntad de las partes, asegurando que el acto refleje sus verdaderos deseos, libres de vicios o presiones externas.
El Notario Frente al Algoritmo: Una Mirada Humana
La tecnología ha traído herramientas invaluables. Un algoritmo puede, sin duda, detectar un error en un número de cédula con una eficiencia sobrehumana. Sin embargo, su capacidad tiene un límite claro. Como bien se expone, un sistema informático «no puede discernir si un adulto mayor está siendo coaccionado para firmar un traspaso».
Aquí radica el valor insustituible del notario:
- Interpretación del Lenguaje No Verbal: Un profesional experimentado puede percibir dudas, miedo o presión en quien firma.
- Comprensión del Contexto: Entiende las circunstancias que rodean el acto jurídico.
- Garantía de Voluntad: Se asegura de que el consentimiento sea libre, informado y voluntario.
La Tecnología como Asistente, No como Sustituto
La conclusión es clara: la tecnología debe ser el asistente, no el responsable. Corremos el riesgo de optimizar tanto los procesos que los vaciemos de su significado y de su garantía más importante: el criterio de un profesional que da fe. La responsabilidad final, aquella que otorga calma y legitimidad a un acto, debe seguir siendo profundamente humana. Proteger el valor de la fe pública es proteger la seguridad y la voluntad de las personas.