Comprender el Presupuesto de la República es fundamental para todo ciudadano, ya que define el rumbo financiero del país. A menudo, puede parecer un concepto complejo, pero se puede simplificar con una analogía directa: el presupuesto de un hogar. En una casa, se definen los ingresos y se planifica con claridad en qué se gastará el dinero. El presupuesto nacional es, en esencia, el mismo plan financiero, pero para la gran familia costarricense.
Una regla básica de salud financiera, tanto en el hogar como en la nación, es no utilizar el dinero destinado a la inversión para cubrir los gastos del día a día. El Estado costarricense está sujeto a esta misma disciplina legal.
Por ello, el Presupuesto de la República debe diferenciar con absoluta claridad dos categorías principales de egresos:
- Gastos de Operación: Son los costos recurrentes para que el Estado funcione. Incluyen salarios de funcionarios públicos, pago de servicios (electricidad, agua, alquileres) y otros gastos diarios.
- Gastos de Inversión: Son los desembolsos destinados a construir futuro. Esto incluye la construcción de infraestructura como carreteras, escuelas, hospitales y la compra de equipo que aumentará la capacidad del país a largo plazo.
La Disciplina Legal y el Manejo de la Deuda
Esta distinción se vuelve aún más crítica cuando existe un historial de deuda pública. La ley y los tribunales han sido enfáticos: no se debe adquirir deuda nueva para cubrir el gasto operativo diario. Hacerlo es similar a pedir un préstamo para pagar el supermercado, una práctica insostenible.
Si bien lamentar la deuda pasada no la soluciona, una gestión propositiva sí lo hace. La disciplina fiscal exige que la deuda se utilice, en todo caso, para la inversión productiva, no para financiar la operación corriente.
Más Allá de Cuánto Gastar: El Debate sobre el Cómo
El debate sobre el presupuesto nacional no debe centrarse únicamente en cuánto se gasta, sino, más importante aún, en cómo se gasta. El objetivo es asegurar que los fondos públicos se utilicen de manera eficiente para construir un futuro sostenible.
El mecanismo de proponer, aprobar y vigilar el presupuesto no es un obstáculo burocrático. Es la garantía legal que asegura que el dinero de todos los costarricenses se administre con responsabilidad y visión a largo plazo